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No todos hemos sido afortunados.

¿Por qué llevar pasión al trabajo?

¡Hola!

No se vale que el trabajo sea una carga, un lugar donde no quiero ir, donde lo que hago no me gusta y donde me siento mal. Debe ser una bendición y eso es responsabilidad de alguien.

El próximo 28 de marzo estaré impartiendo un seminario sobre cómo impregnar pasión en el lugar de trabajo. Mi motivación es sembrar una semilla de inquietud en todos aquellos que tenemos la oportunidad de contar con personal a cargo.

En el seminario vamos a aprender sobre el contexto actual del liderazgo en las organizaciones modernas. Pero, especialmente, vamos a llevarnos ideas prácticas que podemos implementar desde el día uno para inspirar a nuestros equipos y liberar el líder que llevamos dentro, a favor de las personas y de las empresas como un todo.

No todos hemos sido afortunados

Hay muchas personas que deben vivir el día a día sin sentir pasión por lo que hacen en el trabajo. No hay motivación más allá que la que podría significar la llegada de la quincena y el fin de mes.

Esto es por falta de liderazgo. Muchos malos jefes, muchas personas tóxicas, mucho imbécil creyendo que un puesto o título define quién es, qué puede hacer y cómo puede tratar a los demás.

Deseo que todos en las empresas gocen, que se la pasen bien y que dejen de ver el trabajo solo como un trabajo.

Necesitamos mejores personas en puestos de dirección y liderazgo. Esto no es coeficiente intelectual, no son títulos o grados universitarios. Esto es que tengan un alto nivel de inteligencia emocional. Que se conozcan a sí mismas y que sientan empatía por los demás, generando confianza y lealtad, en un ambiente seguro. ¡Esa es la naturaleza humana!

Precisamente eso buscamos con el seminario. Que pensemos sobre nuestro actuar diario y recapacitemos si somos líderes. O, por el contrario, si somos aquel que pone trabas al desarrollo de los demás y, con esto, al crecimiento y el cumplimiento de las metas del mediano y largo plazo.

Cuando tenemos personas a cargo corremos el riesgo de olvidar que, cuando un colaborador ingresa a una organización, abandona su hogar y es nuestro deber como su jefe o líder cuidarlo y hacerlo sentir seguro, como a un hijo. ¡Esto es así!

¡Saludos y espero verlos!

Rodolfo.

PD. Pueden inscribirse en el seminario o solicitar más información, haciendo clic aquí. 

© Rodolfo Cruz Naranjo 2024