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El jugador vs. El equipo.

Los mejores no garantizan el éxito sostenido

¡Hola!

En las empresas siempre hay uno que otro imbécil que se deja llevar por ideas que nos desvían de lo importante. Asumir que para desarrollar una organización exitosa se debe seleccionar a los ejecutivos top es una de esas ideas erróneas.

Por eso, vamos a conversar sobre el estudio de las “Súper Gallinas”, del profesor y biólogo evolucionista William Muir. La investigación se llevó a cabo en los 90’s y nos demostró que tener siempre a los mejores elementos es un grave error.

Si me molesta, ¡lo elimino!

El propósito de la investigación era aumentar la productividad de las gallinas ponedoras. Medirlo no era muy complicado: contar huevos y listo. Como las gallinas viven en grupos, el profesor Muir hizo dos de nueve.

El primero era un grupo promedio y el segundo solo incluía a las más productivas individualmente: las “súper gallinas”. Para tener datos más certeros, sacó sus conclusiones luego de 6 generaciones.

Encontró que el primer grupo estaba pura vida y la producción había aumentado de manera importante. Por el contrario, del segundo grupo solo quedaban tres gallinas. Las otras seis fueron picoteadas hasta la muerte. Las gallinas que individualmente eran productivas lograban su éxito suprimiendo la productividad del resto. Comportamiento conocido, ¿cierto?

El jugador vs. El equipo

El problema radica en que la medición de los mejores no es fiable. Del mismo modo que hoy podemos afirmar que una “excelente gestión administrativa” no garantiza la motivación, como sí lo hacen la autonomía, el propósito y la maestría.

Sucede igual con el modelo de la súper gallina. Damos por sentado que el éxito se logra seleccionando a las súper estrellas, a los hombres y mujeres más brillantes. Les damos todos los recursos y el poder. Lastimosamente el resultado es el mismo del experimento: terminan asesinando a su equipo.

Tener una cultura de equipo puede producir mejores resultados en el largo plazo, a pesar de que a nivel individual no tengamos a los mejores. No se necesita saberlo todo para lograr el éxito, sino saber cómo trabajar con las personas.

Parece obvio, pero continuamos cayendo en la trampa. El corto plazo sigue siendo el nubarrón en la gestión de empresas. Buscar solamente el período nos impide alcanzar propósitos mayores a nosotros mismos.

El ejemplo de la “Era Galáctica”

El Sr. Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, generó una revolución en el mundo del fútbol, usando principios de negocios para sacar al equipo de la crisis económica que atravesaba a inicios del 2000. Contrató a los mejores jugadores para aprovechar su potencial en marketing.

Llegaron nada más y nada menos que Luis Figo, Zinedine Zidane, Ronaldo y David Beckham. Llamados “Los Galácticos”, por considerar su rendimiento como de otro planeta. Se invirtieron más de 200 millones de euros y los réditos económicos vinieron muy pronto. Incluso ganaron 7 títulos.

Sin embargo, como estoy seguro ya saben, el problema fue sostener el éxito a largo plazo. El final de la “Era Galáctica” significó una larga sequía de 3 años sin conseguir ningún título y trajo derrotas dolorosas que los debilitaron. Como consecuencia, Florentino Pérez fue llevado a la renuncia.

En el 2006, al momento de la salida de Florentino, el Real Madrid era el equipo más valioso del planeta, por encima del Manchester United. Pero no eran el mejor equipo.

Una década después, el Real Madrid de Zidane ganó 9 títulos en solo dos años, incluidas 3 Champions consecutivas. ¿Cómo lo hizo? Eliminó los súper egos de las súper gallinas para favorecer la cultura de equipo.

No sacrifique a su gente

No se vale subir en la estructura de una organización derramando la sangre de los demás. Si la única forma de que el más productivo tenga éxito es bajando la productividad del resto, debemos buscar una mejor manera de trabajar y una manera más noble de vivir.

Abrazos,

Rodolfo Cruz Naranjo

© Rodolfo Cruz Naranjo 2024