Gánele a la gente tóxica

Liderazgo

Gánele a la gente tóxica

¡Hola!

Un colega me recomendó escribir sobre gente tóxica. Me comentó sobre un libro de Robert Sutton, profesor de la Universidad de Stanford que se titula “La Regla de los NO Imbéciles: Construyendo un lugar de trabajo civilizado y sobreviviendo a uno que no lo es” (2007). Se conoce también como “Estúpidos No, Gracias”.

El título llama la atención y más aún su idea central al tratar un tema que todos conocemos o hemos vivido. En las empresas es común encontrarnos personas problemáticas, manipuladoras, autoritarias, envidiosas, cuyas conductas habituales nos hacen sentir menospreciados y amenazados. Más dañino es que si trabajamos para uno de estos personajes, aumentan las posibilidades de que terminemos siendo iguales.

Sutton nos dice que esto se manifiesta generalmente cuando se coloca a la persona equivocada o aún inmadura en posiciones de poder, ya que ellas se ocupan más por satisfacer sus propias necesidades antes de servir a la gente que los rodea. Así lo demuestran los estudios.

Muchas personas trabajan durante años para ser jefes, pero una vez que lo logran fallan porque no saben realmente qué hacer. El sueño puede ser más grande que su capacidad y no tuvieron la preparación para estar a la altura de sus nuevas funciones. Hay que prepararse para liderar (próximamente conversaremos sobre cómo ayudar a los colaboradores conforme crecen en las empresas).

¿Cómo reconocer a la gente tóxica?

Hay muchos modos de hacerle la vida imposible a la gente. Sutton nos recuerda algunos: el sarcasmo, la humillación, el desaire, el avergonzar públicamente, el chismorrear, la violación del espacio propio, las amenazas y constante interrupción que “deja que otros se sientan permanentemente disminuidos y faltos de energía”.

Existen dos tipos de “imbéciles”, los temporales y los certificados. Todos en algún momento tenemos un mal día y, aunque no se justifica, podemos convertirnos temporalmente. Pero hay otros más peligrosos que siempre lo son: los certificados. Estas formas de ser y actuar potencian las debilidades de la gente, los llenan de cargas innecesarias y afloran las frustraciones.

Existen dos tipos de imbéciles: Los temporales y los Certificados. Si va a participar por favor que sea en el primer Grupo Click To Tweet

Hay maneras de reconocerlos. La más sencilla: después de que este aparece, ¿las personas se sienten oprimidas, humilladas o mal respecto de ellas mismas? Y la segunda, ¿ataca a personas que son menos “poderosas” que él o ella?

Neutralícelos con buenos comportamientos

Cuando estos personajes emergen, la moral y la productividad se ven claramente afectadas, pero siempre hay algo que hacer al respecto, incluso cuando no podremos cambiar su personalidad.

Si la organización tiene una cultura fuerte y una visión clara, se nos propone usar la regla de tener a propósito un imbécil “controlado”, especialmente cuando aparecen otros.

Es como un conejillo de indias que tiene malos comportamientos y que el resto de la organización “neutraliza” haciendo lo correcto; un modelo negativo para sacar lo mejor de los otros. Es una teoría interesante que ha dado resultados al hacer visible para la mayoría que lo incorrecto no se tolera y que los malos comportamientos no se aceptan. Así van desapareciendo en intensidad y número.

Para evitar ser de esa clase de colaboradores/jefes se vale aprender de los peores. Debemos tomar las riendas, intentar ser mejores, vincular las palabras con las acciones, enfrentar la toma de las decisiones difíciles y servir a los demás, de tal forma que nuestra gente se sienta cada vez mejor con ellos mismos, con su trabajo y con la organización.

Recuerdo las palabras de Simon Sinek cuando dice que trabajar en algo que no nos gusta genera estrés y hacerlo en algo que amamos nos genera pasión. Tener ese sentimiento de amar lo que hacemos es un derecho, por lo que si vamos a ser necios seámoslo para lograr ese ambiente necesario para el amor y la pasión.

Llega la pregunta difícil

¿Es usted un “imbécil” en su organización? Si no lo es y está trabajando en su liderazgo, siga en esa ruta teniendo presente que nunca alcanzamos la perfección, pero día a día nos acercamos. Una persona que se siente apreciada siempre hará más de lo que se espera y el líder logra ese sentimiento con facilidad.

Si usted es o ha sido tóxico, reconózcalo. Aceptarlo es una muestra de coraje y de humildad. Luego utilice elementos de la inteligencia emocional, primeramente el autoconocimiento. Perfecciónese, supere la razón de su comportamiento, hágalo todos los días. Trabaje fuerte en corregirse y, como primer paso, no le dé la palabra a ese personaje que vive dentro de usted.

Un abrazo cordial.

P.D. Utilicé la palabra “imbécil”, al igual que Sutton, para dar énfasis al espanto que estos comportamientos representan en las organizaciones. La intención no es ofender. 🙂

Comments (8)

  • Esto es un tema de todos los días en todas las organizaciones y en todas las esferas. Lo que si deja huella es el carácter formado: La capacidad diaria para aceptar la corrección, inclusive si es de uno mismo o bien externa. O si es del caso, corregir al “compañero “aunque sea de una jerarquía superior para y detener la “estupidez”. Anthony Robbins en su libro Despertando el Gigante Interior trabaja mucho no solo este tema sino que da las razones y métodos para potencilizar las mejores virtudes, elementos de éxito.

  • Los “imbéciles” en las organizaciones no se dan cuenta de que generan tal grado de infelicidad laboral que lleva a convertir nuestro trabajo en una prisión.

    Esto hace que nuestra actitud hacia la empresa en la que trabajamos comience a desmejorar y terminamos en una especie de indiferencia a todo cuanto nos rodea, perdemos el ideal del compromiso que debería existir, nos volvemos personas pasivas y solamente deseamos que llegue la hora exacta de dejar la oficina.

    Y el “imbécil” es tan….bueno, tan “imbécil” que no solo pierde a buenos colaboradores y su talento, sino que genera costos ocultos como el know how que se ausenta y el “pagar” por una nueva curva de experiencia entre muchos otros.

  • Creo que, en lo personal, se me es muy dificil el saber como reaccionar ante una persona con un comentario toxico, es como si me agarraran desprevenida e incluso luego duro dias pensando en ello.. fantaseando en diversas maneras en las que pude abordar la situacion de manera mas firme jajaja..
    Deberian haber cursos de inteligencia emocional xD

  • Estimada Mauren, no se debe preocupar por no saber como reaccionar…es mejor eso a explotar 😉
    Debemos tratar de entender que podría estar pasando por la mente de nuestra contraparte, y a partir de ahí tomar algunas decisiones. Usualmente también fallamos porque nos tomamos todo de forma personal y se nos olvida que el trabajo es solo eso, trabajo. Abrazos

  • Ciertamente el refrán de que nosotros no dejamos los trabajos, a lo que renunciamos es a los malos jefes es cierto! No dejemos que los tóxicos nos afecten más allá de lo necesario. El poder se los damos nosotros, entonces no los hagamos responsables de lo que no son.

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