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aprender a disfrutar la vida

La vida se nos escapa sin sentido ni propósito

¡Hola!

Mi abuelo de niño me decía que tenemos que aprender a disfrutar la vida. Así es, se puede y se debe, pero para ello debemos tomar conciencia y esforzarnos de manera intencional. Respecto al consejo del viejo, creo que lo he defraudado un poco, pero… ¡que no le pase a usted!

La vida se nos escapa y no lo notamos

Vamos muy rápido por la vida y no nos detenemos a apreciar lo que nos ofrece. ¿No les parece que a veces vivimos nuestras vidas a través de la pantalla de nuestro smartphone? Tomemos como ejemplo nuestra interacción con el arte.

Terminé hace pocos días la lectura de la biografía de Leonardo da Vinci (Walter Isaacson, 2018) y quedé impresionado de lo brillante que fue. Creo tuvo más que una vida plena. Dotado para las artes como para las ciencias, conocido como pintor, pero destacado también en arquitectura, escultura, filosofía, ingeniería, anatomía, la música y la poesía entre otras muchas.

La majestuosidad de sus obras asombraron a sus contemporáneos y llevaron el arte a una nueva era que aún hoy se disfruta y estudia más que nunca.

Más impactado quedé de mi ignorancia sobre el renacimiento (siglos XV & XVI), época muy relevante de la historia donde se difundió el humanismo que determinó una nueva concepción del “ser” humano y del mundo.

Sumado a esta falta de conocimiento recordé, una vez más, que la vida se me va y que no estoy aprovechándola al máximo. Me hace falta disfrutar mucho más de las cosas. ¡Sí, eso redescubrí al conocer más del legado de Leonardo!

Cuando observamos las grandes obras que personas como da Vinci nos han heredado, muchos lo único que hacemos es eso… observar. No las interiorizamos ni intentamos entender al artista. Tenemos que aprender a disfrutar de la vida.

A muchos visitantes de museos como el Louvre, MOMA, El Prado, de Arte Costarricense o cualquier otro, nos sucede que la primera acción en automático que hacemos es sacarnos un selfie con el cuadro, objeto o escultura.

El proceso se repite para muchos: darle la espalda a la obra, comprobar en la pantalla del celular nuestro encuadre con la obra maestra, dar el clic y tomada la foto, revisarla para ver que hayamos salido bien y luego, seguir caminando por allí como si nada. Esto último no sin antes haberla publicado en nuestras redes sociales y estar atentos a los likes.

En ningún momento de la maniobra descrita se siente la necesidad de apreciar lo que el artista deseaba mostrar. La coreografía de su acción, el matiz de los colores, la historia que cuenta, los detalles ocultos.

Sorprende que, en cierto sentido, la pintura ni importa, ya sea de Leonardo, Miguel Angel, Kahlo, Warhol, Paco Zúñiga o Rafa Fernández.

La obra de arte se ha convertido solamente en un objeto, y el selfie existe nada más para demostrar que la persona que lo ha tomado se encontraba aunque sea, por un momento, en el mismo espacio físico de ese objeto.

En vez de ser un instrumento de disfrute y que le sume a nuestra existencia, es solo una cosa más. Es igual con la VIDA, la desperdiciamos sin apreciarla; se nos olvida que es finita.

Aprender a disfrutar la vida

Creo que los días se nos van en piloto automático, corriendo de un sitio a otro, cumpliendo tareas, resolviendo problemas y nunca paramos.

Ponemos nuestra app de ruta y no la cuestionamos, sólo conducimos mientras nuestra atención y pensamientos divagan sin rumbo. Dejamos de estar, ver y disfrutar el ‘presente’ que se nos muestra. ¡Una voz robotizada es la que nos dirige!

¿Realmente estamos tomando control de nuestras decisiones, aprovechando la tecnología o simplemente cada vez pensamos menos?

Hay que detenerse y apreciar lo esencial. Para lograrlo debemos tener autodisciplina y así convertirlo en un hábito. Les recomiendo los siguientes 4 pasos:

  1. Aprender a apreciar las cosas con todos nuestros sentidos: su trasfondo, su tamaño, su forma, su intensidad, las sensaciones que nos generan… cuando realmente tenemos conciencia de ellas cobrarán la relevancia que se merecen.
  2. Disfrutemos del proceso: veamos, sintamos, decodifiquemos hasta analizar, comparar, sintetizar para, con apoyo de nuestra experiencia y conocimientos, dirigir nuestra atención y con ello nuestros pasos en la vida.
  3. Compartamos nuestras vivencias con los demás: el hecho de intercambiar opiniones con otras personas sobre las cosas y situaciones que nos rodean nos puede ayudar a tener una nueva visión, una nueva experiencia. Cuando compartimos con los demás crecemos.
  4. El tiempo que nos queda es incierto: lo que hemos vivido es lo que marca nuestra existencia. Nuestra vida es un cronómetro y no sabemos cuando se detendrá. Asegurémonos de vivirla bien y de apreciar todo lo que nos rodea. Mejor aún si es con nuestros seres queridos.

Que no se nos olvide aprender a disfrutar la vida, es sólo una y es nuestra. Si no lo hacemos, la vida se nos escapa sin sentido ni propósito y no es lo que los abuelos quieren para nosotros.

Abrazo fuerte!!!

Rodolfo Cruz Naranjo

No dejemos que crecer signifique olvidar el ser niños.

El Principito: 5 lecciones sobre crecimiento personal

¿Que tal?

El año de 1943 es muy significativo en mi vida. Nace mi madre (QdDg) y es el año en el que se publica por primera vez su obra literaria preferida, “El Principito” de Antoine de Saint-Exupéry, aviador y escritor francés (1900-1944), del que he decidido extraer 5 lecciones sobre crecimiento personal que veremos más adelante.

Fue incluido dentro de los mejores libros del Siglo XX en Francia, con más de 150 millones de ejemplares vendidos, es sin duda una gran obra cuyos mensajes nos hace recordar lo obtusos que nos vamos volviendo conforme pasan los años.

No dejemos que crecer signifique olvidar el ser niños

Al crecer, de manera extraña vemos e interpretamos las cosas de forma tal que se nos olvida donde se encuentra lo importante en la vida. Es un poco loco, porque con las experiencias y vivencias que los años otorgan, nos alejamos de la felicidad que radica en lo sencillo, por ejemplo aquello con lo que disfrutan los niños.

Hace ya casi 20 años le compré un carro eléctrico de montar a mi hijo y disfrutó sobremanera varias semanas con la caja en la que venía. Moraleja, mejor una caja que un auto eléctrico de montar para pasársela bien.

No deseo hacer un resumen del libro; pueden buscar muchos en la red y, tratándose de un ejemplar corto, sé que disfrutarían la lectura, sin duda les recomiendo hacerla con una cerveza o un buen vino a la mano. Me gustaría entonces compartir 5 lecciones sobre crecimiento personal que nos enseña el libro y listo… espero les reten para pensar diferente y así podamos luego conversar.

El Principito y sus 5 enseñanzas sobre crecimiento personal

  1. Las apariencias engañan. “Solo se ve con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos”. La fama, el dinero, la buena vida que vemos en tantos lugares NO deben ser nuestra guía y nuestro destino. Como nos recuerda Mark Manson en su obra “Everything is Fuck” el destino es el fin (la muerte), punto. Por ello el trayecto debe ser lo importante. Siendo así entonces dejémonos de mates y conectemos con la esencia. Que la vida que va de 0 a 100 en menos de seis segundos no nos deje tan exhaustos como para disfrutar.
  2. No hay que pedirle peras al olmo. “Es necesario pedir a cada uno lo que cada uno puede dar”. Una de las circunstancias que más nos hace sufrir en la vida es el desaliento que sentimos cuando los demás no cumplen con nuestras expectativas. Que brutos ¿no? No se puede pedir a los demás lo que no nos pueden dar. Si realizamos esto nuestras relaciones de seguro van a mejorar.
  3. Critícate a tí mismo antes de salir al mundo a hacerlo. “Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo que juzgar a los demás. Si logras juzgarte bien a ti mismo eres un verdadero sabio”. El gran liderazgo empieza con un verdadero auto conocimiento, pero les aseguro que por alguna extraña razón son pocos los que dedicamos tiempo a ello. Nosotros somos los más grandes desconocidos para nosotros mismos. Si tienes éxito exterior, pero no tienes éxito interior nunca vas a estar satisfecho, seamos personas con significado.
  4. Entrega lo más valioso a los más valiosos. “Si vienes a las 4 de la tarde comenzaré a ser feliz desde las tres”. Siempre en el aula, espacio que me hace feliz al poder compartir experiencias y contar historias con grandes profesionales, les recuerdo a mis estudiantes que lo único que realmente nos pertenece es nuestro tiempo, por lo que el mejor regalo que podemos hacer a alguien es darles éste. Y quienes lo van a recibir con aprecio son las personas más cercanas, es decir, la familia y unos cuantos amigos.
  5. Abre los ojos! “Conozco un planeta en el que vive un señor muy colorado. Nunca ha olido una flor. Nunca ha contemplado una estrella. Nunca ha amado a nadie. Nunca ha hecho otra cosa que sumas”. El deseo de tener más nos aleja del disfrute de las pequeñas cosas, de los detalles y con seguridad nos hace olvidar de los grandes logros que hemos alcanzado. Deja de pensar hacia adelante. Disfruta el presente que es lo único que tienes y, ten en el top of mind que tu tiempo es limitado. No lo desaproveches en estupideces.

Podría continuar, pero estas lecciones son más que suficientes. Meditar al atardecer, mirando las estrellas y acariciando a tu perro es un remedio infalible para la vida. ¿Lo haces?

Abrazo grande de alguien que le agradece que me lean!

Rodolfo Cruz Naranjo

Vivir la Vida con Sentido.

Sumando minutos

¡Hola!

Hace algunos días celebré un cumpleaños más, sin embargo no fue uno cualquiera; fue aquel donde llegas a la media teja. Como consecuencia y tomando consciencia que ya he avanzado en el 62% de una vida promedio en CR (80 años), me he puesto un poco romántico y caí en cuenta que no es lo mismo “estar aquí” que “vivir” y, cómo me quedan poco menos de 1.560 semanas, lo mejor es hacer lo que sea necesario para que valga la pena sumar minutos a la vida.

Leí una breve historia en un libro de Victor Küppers “Vivir la Vida con Sentido” que me impactó y espero recordarla diariamente.

Un breve resumen: Un viajero llega a un pueblo donde por casualidad ingresa al cementerio local y lee en las lápidas que la gran mayoría de las personas que allí se encuentran habían vivido poco tiempo, menos de diez años tal vez. Todas decían el nombre y el tiempo exacto con los años, meses y días. ¡Niños! pensó. Ello le produjo gran tristeza y conmoción hasta que el cuidador del cementerio que andaba por allí le explicó la razón, misma que, le cambió la perspectiva de vida.

La costumbre en el pueblo era que al cumplir 15 años a cada joven se le entregaba una libreta que siempre portaba consigo y cada vez que disfrutaba intensamente de algo, abría la libreta y anotaba en ella lo disfrutado y el tiempo que duró el gozo. Cuando alguien se moría entonces se abre la libreta y se suma el tiempo disfrutado para escribirlo en su tumba, ya que ese es el tiempo realmente vivido.

WOW WOW WOW! 50 años para abrir los ojos! La vida es sumar minutos que luego llenaran días, meses y años. Entonces voy a hacer que cada minuto sea maravilloso y se pueda apuntar en la libreta y, que los minutos de mierda que no se apuntan sean los menos.

Pero ¿qué es lo que hace que los minutos sean buenos o malos?

Sencillo, tener una buena ACTITUD ante la vida y los acontecimientos que se nos presentan. No controlamos lo que pasa, pero podemos trabajar en cómo reaccionar ante ello.

La vida es sumar minutos que luego llenaran días, meses y años. Hagamos que cada uno valga la pena por lo que nos resta de vida. Click To Tweet

Personalmente espero poder aumentar el ratio de vida / no vida en las horas que me quedan, por ello:

  1. No me quejaré más y entenderé que hay cosas que no puedo cambiar. Me enfocaré en las que sí puedo y estoy claro que tienen que ver solo conmigo mismo.
  2. Sonreiré.
  3. Aprovecharé el tiempo presente al máximo ya que es lo único que tengo. Usualmente pienso que mañana llegará y dejo cosas importantes por hacer… ¿y si no llega? (lo importante es: la familia y los verdaderos amigos. ¡Punto!)
  4. Seré agradecido con la vida.

Suena fácil, pero es un reto diario tremendo. Espero en unos años contarles cómo me fue.

Abrazo afectuoso,

Rodolfo, el de la media teja 😉

¿Cómo construir un mejor futuro? Constrúyalo desde el presente.

¿Cómo construir un mejor futuro?

¡Hola!

Todos nosotros, estoy seguro de ello, deseamos saber cómo construir un mejor futuro. Sin embargo, personalmente creo que es un error, uno muy grande el aferrarse a una idea como esa y hacerla un propósito de vida.

¿Por qué? Sencillo; por estar pensando en el mañana dejamos de vivir el hoy. ¿Quién nos puede asegurar que el mañana llegará?, o mejor dicho, que llegaremos con él.

Hay una cita que se le atribuye a John Lennon que dice algo como esto: “La vida es aquello que nos va sucediendo mientras nos empeñamos en hacer otros planes”. El tiempo es limitado, y aún así, lo perdemos en simplezas.

La vida es muy corta para centrarse demasiado en el futuro y olvidar disfrutar del presente. El futuro se construye desde el hoy. Click To Tweet

No me mal interpreten, no es mi deseo decir que hay que se irresponsables y no actuar para tener condiciones de vida positivas en los años por venir, pero podría ser que el desgaste de energía no reditue como esperamos.

Que el mañana no ahogue los triunfos del hoy

Estoy a punto de cumplir 50 años y la experiencia, golpes tremendos y alguno que otro triunfo, me ha ido ayudando a entender que es lo que importa y cómo construir un mejor futuro. Más joven todo importaba, ahora no es así y el sentido para priorizar sobre lo que es relevante crece. No trabajo tanto entonces en tener un mejor mañana; me concentro en lo importante que puedo hacer hoy.

Hace 30 años me era muy valioso el cómo me veían los demás. Hace 20 me importaba cómo ve veían en el trabajo. Hoy en día no me interesa para nada lo que piensen, porque, no es sustancial. Lo relevante es cómo me veo a mi mismo.

Les recomiendo que en las mañanas cuando se alistan y se ven en el espejo, se vean en el espejo!

Tomen su tiempo y piensen en lo que ven… ante todo revisen si el reflejo es de una persona de bien y qué podemos hacer para mejorar.

¿Cómo construir un mejor futuro? Constrúyalo desde el presente

Pensar a donde se quiere llegar sin hacer nada para llegar es poco productivo. Hacerse viejo no es hacerse mejor, John Maxwell nos dice que no deberíamos celebrar los cumpleaños, deberíamos celebrar el crecimiento y desarrollo que hemos tenido.

Ser más viejos nos lleva a morir, crecer nos lleva a impactar. Mañana no seremos mejores si no nos esforzamos en crecer hoy, evolucionar como personas y tomar conciencia de nuestras acciones.

Entonces, ¿cómo construir un mejor futuro? Bueno, para tener un mejor mañana debemos concentrarnos en el hoy, que es todo lo que tenemos, pero no en el día a día y en las cosas que tenemos que hacer, sino pensar estratégicamente en qué se requiere para llegar a un mejor mañana.

Conocimiento, curiosidad, habilidades blandas, inteligencia emocional, humildad y proactividad, son algunas herramientas que nos ayudarán a salir de nuestra área de confort pero con una hoja de ruta.

¿Algunos tips para construir su mejor versión?

1. CENTRARSE EN LOS DEMÁS, se aprende más de nosotros mismos cuando ayudamos o enseñamos a alguien.

2. SENTIDO CRÍTICO. La conciencia sobre nuestras acciones y decisiones es lo que activa nuestra capacidad de mejorar.

3. ENFOCARSE. No se puede vivir con base en el pasado o en las glorias pasadas, hay que avanzar para crecer. Los días buenos continuarán llegando para aquellos que saben discernir dónde es importante concentrar la energía.

4. CRECER SIGNIFICA CAMBIAR. Quien aspire a ser mejor debe saber que necesita evolucionar, el status quo es enemigo del crecimiento porque no reta, ni permite cuestionar nada.

En la vida debemos aprender y desaprender, buscar nuestra mejor versión en cada etapa y ayudar siempre a los demás. ¿Quiere cambiar? Empiece por ahí, que no hay manera de fallar.

Busquemos una vida significativa.

¿Será que soy feliz?

¡Hola!

Es incómodo cuando nos hacen preguntas difíciles. Yo trato de parecer fuerte y coherente en mis pensamientos y posiciones, pero siempre es posible quedar vulnerable. Por ejemplo, el otro día me preguntaron si había algo más en la vida que ser feliz. ¡WOW! ¡Por lo más grande! ¡Qué pregunta!

Estoy llegando a la media teja y es un buen momento para bajar la velocidad y de verdad contestarme tremenda inquietud. Tal vez a usted le convenga como a mí.

Nosotros, los que nos sentimos orgullosos de conocer el mundo, somos unos desconocidos para nosotros mismos/Friedrich Nietzche. Click To Tweet

Me apoyé en lecturas varias, pensamientos conmigo mismo y hasta videos en la red. Una conferencia de TED de Emily Esfahani del 2017 me aclaró mucho. Entonces, quiero compartirles algunos de los principales mensajes que recopilé.

Identifiquemos el origen del vacío personal

Primero debemos entender que perseguir la felicidad puede hacernos más bien infelices. Nos angustiamos y hasta nos desesperamos cuando, a pesar de miles de bendiciones, no nos sentimos llenos. Ese vacío se origina en algo más. Es la falta de sentido y significado en la vida.

Siendo esto así, hay que darle “vuelta a la tortilla” y buscar sentido a la vida para alcanzar momentos de felicidad. El significado es el pertenecer, servir a los demás y desarrollar lo mejor que podamos de nosotros mismos.

Busquemos una vida significativa

Para tener una vida significativa debemos:

  1. Desarrollar un sentido amplio de pertenencia. Lo cual es estar en relaciones positivas, donde seamos valorados por lo que somos verdaderamente. Esta pertenencia viene del amor.
  2. Tener un propósito. Esto tiene que ver más con lo que damos que con lo que deseamos o queremos. La clave del propósito es usar nuestras fortalezas (que en muchas ocasiones desconocemos) para servir a los demás. Es el liderazgo basado en el servicio.
  3. Ir más allá de nosotros mismos. Esto quiere decir trascender. Cuando escribo en mi blog deseo dejar algo, al menos una idea en alguien que aporte a su vida. Entonces, cada cosa que hacemos debe servir a un propósito, buscar un legado.
  4. Conocer nuestra historia. La historia que nos contamos sobre nosotros mismos. Esto nos permite tener claridad de dónde venimos, por qué somos lo que somos y hasta dónde podemos llegar si seguimos el rumbo o si lo cambiamos. La vida no es solo una lista de eventos que suceden por alguna fuerza mágica del destino. Por lo tanto, nosotros somos los dueños y los protagonistas. ¡Podemos editarla, copiarla, interpretarla y hasta cambiarla!

Encontremos nuestro sentido

La felicidad va y viene, el sentido perdura. Entonces, trabajemos para vivir una vida significativa que nos permita amar y pertenecer.

Busquemos ir más allá de nosotros mismos. Construyamos ese propósito que nos dé fuerza cuando las cosas se pongan difíciles y nos permita dejar nuestro legado.

¡Abrazo afectuoso!

Rodolfo Cruz Naranjo

Ignorancia vs Arrogancia

La ignorancia nos encadena a la zona de confort

¡Hola!

Un día de estos me llamaron ignorante. ¿Adivinen qué? El comentario no me lo tomé mal, por el contrario, me pareció que quien me lo dijo tenía mucha razón. Siga leyendo, más adelante explico mi punto.

¿Sabemos o no sabemos? Esa es la pregunta

Todos somos de verdad ignorantes, porque sabemos muy poco con respecto a lo que de verdad podríamos saber y/o conocer. Nuestras capacidades son grandes y nuestra capacidad de aprender también.

La ignorancia no es algo malo, siempre y cuando la reconozcamos. Puede llevarnos a aprender lo que se necesita. Pero esto nos asusta porque nos hace parecer ignorantes ante los demás y ante uno mismo. Es un círculo vicioso del cual hay que salirse.

Es común que las cosas que nos “gustan” las realicemos de manera reiterada y las que nos “disgustan” las dejamos de lado. Me atrevo a decir que estas últimas no las realizamos porque sencillamente ni siquiera las hemos probado. ¡Podría ser que nos estemos perdiendo de mucho sin darnos cuenta!

Ignorancia vrs Arrogancia

La ignorancia es la falta de conocimientos en particular o a nivel general. Quienes ignoramos algo no lo conocemos o no lo comprendemos. Sencillamente no sabemos.

La arrogancia es un defecto de la personalidad. El individuo arrogante siente un orgullo excesivo sobre sí mismo. Exige un reconocimiento desmedido, pensando que debe tener privilegios que, en realidad, no tiene ni le corresponden.

El mayor problema es cuando tenemos el combo ignorancia-arrogancia y no somos capaces de reconocerlo ni cambiar.

La peligrosa zona de confort

La ausencia de nuevos conocimientos o nuevas experiencias va ocurriendo conforme avanzamos en la vida. De niños siempre andábamos aprendiendo o experimentando, pero de grandes tenemos problemas con lo que llamamos nuestra zona de confort.

Nuestra zona de confort atenta contra nuestro verdadero potencial. Pero claramente es nuestra zona segura y por eso se nos hace tan difícil salir de ella.

En el trabajo y en las relaciones es muy común que nos sintamos en la zona de confort. Es allí donde el cumplimiento de nuestra tarea requiere poco esfuerzo y produce resultados apenas aceptables, con los cuales nos conformamos.

No trabajamos en alimentar nuestras relaciones y nos contentamos con mantenerlas. Es este estado donde sentimos que se nos brinda seguridad, se nos genera una verdadera sensación de comodidad, alivio y confianza en nosotros mismos. La realidad es que estamos estancados.

Ocultamos la cabeza en la arena

A nivel general usamos la ignorancia como una herramienta para mantener el status quo. Este es el razonamiento: cuando no sabemos, entonces no podemos cambiar las cosas y, como nos sentimos seguros, no hay un verdadero interés en cambiar.

Somos seres excepcionales y eso es lo que podemos y debemos entregar. ¡Pero primero debemos reconocer que somos ignorantes! En otras palabras, primero hay que conocer la realidad para poder modificarla. Lo que nos pasa es que escondemos la cabeza bajo la tierra. Hacemos como si no fuera con nosotros.

Una cualidad de los líderes es su alto nivel de inteligencia emocional (IE), la cual incluye el autoconocimiento. Debemos tener suficiente conciencia para reconocer que si seguimos ignorando a propósito perdemos las oportunidades de aprender y aumentar nuestro valor.

Si creemos que la ignorancia es algo negativo y la juzgamos así, no podremos empezar a hacer las cosas que deberíamos de verdad estar haciendo. Esto es igual a ser un arrogante, alguien altanero o soberbio.

Somos seres excepcionales. Eso es lo que podemos y debemos entregar. Pero para crecer debemos reconocer primero que somos ignorantes y hacer algo al respecto. Click To Tweet

Es importante diferenciar entre la arrogancia, la autoestima y la confianza en uno mismo. Tener una elevada autoestima es un elemento de la IE y significa confiar en las capacidades personales. No supone un defecto ni debe entenderse como negativo. Por el contrario, resulta saludable y beneficioso para la persona. La arrogancia es la ausencia de dicho sentimiento.

No seamos arrogantes. No evadamos la ignorancia ni la juzguemos como algo totalmente negativo. Por el contrario, reconozcámonos como ignorantes. De esta manera podremos identificar si estamos en zona de confort y qué debemos hacer para salir de ella.

Pregúntese sinceramente: ¿cuándo fue la última vez que hice algo por primera vez?

Abrazo de un ignorante que les aprecia.

Rodolfo Cruz Naranjo.

¿Tiene un sueño que sea inspirador y que le infunda energía a su mente?

Dígame qué sueña

¡Hola!

¿Tiene un sueño que sea inspirador y que le infunda energía a su mente? ¿Un sueño que le lleve a hacer todo lo que esté a su alcance (y más) para lograrlo? Yo sí. Sin embargo, durante mucho tiempo y como la mayoría de las personas, no tenía idea de cómo alcanzarlo.

Más aún, debo reconocer que muchas veces me costaba reconocer mi sueño. Según John Maxwell, hay 5 razones que lo explican:

  1. Nos hemos dejado desalentar por otras personas. Personas a las que les incomoda el éxito ajeno, ya sea por inseguridad o por incapacidad. Hacen lo imposible por transmitirnos esos mismos estados emocionales. El problema es que les abrimos las puertas.
  2. El peso del pasado no nos deja avanzar. La vida nos trae desilusiones y dolor. Si les damos mucha importancia se vuelven dañinas. Debemos entender que el día de ayer terminó cuando nos dormimos.
  3. No buscamos la excelencia con ahínco. Por ende, nos sentimos a gusto siendo promedio. Mauren Dowd dice que desde el instante en el cual nos conformamos con recibir menos de lo que nos merecemos, recibimos menos aún de aquello con lo que nos habríamos conformado. Hay que superar al promedio.
  4. No tenemos la confianza necesaria. Eso es lo que separa a los que sueñan y persiguen su sueños, de los que no lo hacen.
  5. Algunos no tenemos siquiera la imaginación para soñar. Hay que SOÑAR para descubrir el sueño. Es así de sencillo y de difícil.
El hombre más pobre no es aquel que no tiene un centavo, es aquel que no tiene un sueño. Click To Tweet

Vencer los obstáculos

Ahora que sabemos los obstáculos que debemos superar para lograr nuestros sueños, hay una serie de pasos para alcanzar altas probabilidades de logro. Por ejemplo:

  1. Entender si el sueño es mi sueño o es el sueño de otros. No debemos vivir la vida que otros desean para nosotros, aunque existan las mejores intenciones. Es mi vida, es mi sueño, es mi responsabilidad.
  2. Determinar si tengo una claridad amplia de mi sueño. Debemos cuestionarnos si nuestro sueño es lo suficientemente grande como para entregarle toda la pasión que tenemos.
  3. Decidir si estoy dispuesto a pagar el precio de mi sueño.

Calcular el precio del sueño

Si no sabemos el precio de nuestro sueño, no sabremos realmente cuánto nos va a costar. En ese escenario, es muy probable que no lo alcancemos.

Los sueños son un asunto personal y los sacrificios que se deben hacer para cumplirlos también. Soñar es gratis, pero el viaje que debemos hacer para alcanzar los sueños no.

Comencemos por vencer los temores. No nos podemos dejar influenciar por las críticas que recibamos, ni siquiera las de nuestros seres queridos. Debemos tener presente que la dureza del trayecto nos puede agotar.

Mark Manson, en su libro “El sutil arte de que te importe un carajo”, nos explica realmente cuál es el problema con los sueños. Él nos cuenta que siempre quiso ser una estrella del rock. Le fascinaba la música, tenía habilidades. Sin embargo nunca lo logró y tuvo que meditar muchos meses para entender la razón.

Sencillo: ¡realmente no lo deseaba! Estaba enamorado del resultado, pero para nada del proceso. Del largo proceso para alcanzar la cima y su sueño: ver estadios a reventar con miles de personas que querían verle. Le tomó mucho tiempo descubrir que no quería subir a la cima. Lo único que le importaba era la imagen de estar en ella.

Que no le pase a usted

Si usted quiere “llenar estadios y escuchar a la gente vibrando por usted”, no debe desmayar. Si aún no ha empezado a subir a la cima, recuerde que nunca es demasiado tarde para perseguir su sueño.

El hombre más pobre no es aquel que no tiene ni un cinco. Es el que no tiene un sueño. ¡Espero que usted tenga uno!

Abrazo afectuoso,

Rodolfo Cruz Naranjo

¿Títulos, posiciones?

Estudiar, ¿para qué?

¡Hola!

¡Quiero que el liderazgo aumente!

Siempre que interactúo con mis alumnos les pregunto para qué estudian y buscar tener un título. ¿Cuál es el propósito de estudiar?¿Qué es el trabajo? ¿Qué les hace felices? Lo hago adrede para dejar una semilla de inquietud en ellos y saber si buscan también ser felices en el trabajo.

El silencio es la respuesta usual que recibo, dudas o ideas que a todas luces no salen del corazón sino de la mente, que trata de racionalizar algo que no se pone en palabras.

Esto implica, desde mi punto de ver las cosas, que no tenemos el autoconocimiento vital para ser felices y valorar lo importante de la vida. Insisto, circulamos muy rápido y lo importante no lo vemos. “Lo esencial es invisible a los ojos”, nos decía Antoine de Saint-Exupéry en “El Principito” (1943).

Poseer claridad de propósito es el secreto del éxito. En mi caso deseo ser una buena persona que le aporte positivamente a todos aquellos con los que pueda interactuar, ya sea directa o indirectamente. Debo confesar que estoy muy lejos de lograrlo, pero lo tengo claro y me estoy enfocando en lograrlo.

Las respuestas de personas con responsabilidades en empresas globales y con personal a cargo giran, en la mayoría de los casos, en torno a ser mejores profesionales, tener mayor conocimiento, apoyar al crecimiento organizacional. Sobre la pregunta de qué es el trabajo, lo ven como un medio, algo que se debe hacer para vivir bien.

¿Qué les hace felices? Nos dicen que lo que les hace felices es ser exitosos. Por supuesto que respeto estas ideas, pero me gustaría ahora agregar asuntos que se olvidan y que he descubierto conforme me hago viejo.

Liderazgo de servicio

El propósito de prepararse en cualquier campo debe ser el de convertirse en una mejor persona y servir al prójimo. Punto. Hay un poder especial en el ser humano que proviene del liderazgo de servicio.

En el trabajo el objetivo no puede ser el dinero. Es servir a los demás. Debemos entender que el servicio viene antes de las recompensas. Que las personas y sus talentos vienen antes del dinero. El éxito no es ni más ni menos que marcar una diferencia positiva en los demás.

El trabajo es algo aterrador por la responsabilidad que conlleva. Pero también es la oportunidad que se nos otorga de mejorar la calidad de vida, de empujar a la gente a cimas que nunca se imaginaron. Impulsar a los que están más abajo, acompañarlos y brindarles seguridad. Esto se hace un día a la vez, ¡todos los días!

¿Títulos, posiciones?

Es usual que deseemos subir en las organizaciones…pero les comparto un secreto a voces: ¡nadie sigue a un título!

Las personas seguimos el valor y la integridad. Esto implica que los verdaderos líderes se convierten en personas de influencia independientemente del lugar que ocupan en el organigrama. Nuestra influencia no está vinculada a nuestros títulos o a nuestros reconocimientos.

¡Dejémonos de mates! como decía mi madre. Cuando nos ofrecen un mejor puesto que pague más o que tenga una mejor oficina, un parqueo bajo techo o una mejor bonificación, pensemos si allí impactaremos mejor a las personas y si seríamos felices.

Si dudamos un minuto, les aseguro que no conviene. Si no estamos dispuestos a servir, estoy seguro que no vamos a servir en ese lugar o posición por más privilegiada que sea.

Insisto en este tema porque me molesta ver lugares de trabajo en donde las personas no son felices y, por tanto, no hacen su trabajo con espíritu de servicio. Estoy deseoso de que se tome conciencia y avancemos hacia mejores organizaciones, donde se la pase uno pura vida.

¡Abrazo!

Rodolfo Cruz Naranjo

PD.

El autoconocimiento.

¿Es realmente usted un Líder?

¡Hola de nuevo!

Hace pocos días terminamos en la universidad el curso de Liderazgo & Negociación en su modalidad ejecutiva y, como siempre lo hago, traté de enfocar el mensaje en las características esenciales de lo que es y hace un buen líder. Nada más y nada menos. 🙂

Quiero entonces compartirles un breve resumen con las ideas medulares. No se trata de un arte o un secreto elevado, que solo unos pocos pueden comprender y desarrollar, es realmente algo simple pero trascendental en la vida de quienes influenciemos.

La base: el autoconocimiento

Para realmente ser un líder debemos empezar por conocernos al 100% y ante todo entender cuál es nuestro propósito de vida.

Mi mentor me enseño por medio de una gran lectura que todo líder debe ser una buena persona, es decir, alguien que vive de manera íntegra consigo misma y en equilibrio. Se cumple lo que me decía el abuelo: no se puede entregar amor, si no nos amamos primero.

Obtenido este autoconocimiento, tema ya de por sí complicado, debemos saber que ser líder es una decisión y debemos estar dispuestos a pagar el precio de ella. En palabras de John Maxwell, implica un proceso lento de desarrollo donde se avanza día con día, paso a paso, acción por acción.

Es un viaje solitario que puede ser arduo y hasta doloroso. Las relaciones personales no son fáciles, ni con uno mismo, ni con los otros. Más que hacer una tarea para convertirse en líder, se debe aprender, aplicarse, ajustarse, reajustarse, desaprender lo aprendido e iniciar de nuevo.

Poco a poco se desarrolla, paso a paso se crece. No se logra el liderazgo al estilo microondas que solo calienta rápido. Por el contrario, es a fuego lento como se saca la esencia y el mejor sabor.

Ser líder no es lo que pensamos

Debemos reconocer que el liderazgo NO es una posición, es un honor que se nos regala y sobre todo una responsabilidad. No nacemos líderes. Nos hacen líderes otras personas quienes nos siguen y así nos lo permiten, porque hemos tocado sus vidas agregándoles valor y quieren acompañarnos en nuestro viaje, cualquiera que este sea.

Si su propósito es llegar a ser el gerente y obtener los beneficios que el puesto conlleva, ¡suerte! Pero considero que este es un mal enfoque, ya que el liderazgo vale más, es servicio, es entregarse a los demás por una causa más grande que todos nosotros.

Si uno es un gran líder sabe que se alcanza el éxito solamente cuando todos a quienes servimos también lo alcanzan, sabemos que crecemos como personas solamente cuando ellos crecen. Desarrollamos nuestro potencial de liderazgo cuando hacemos de otros mejores personas, como resultado de nuestra presencia y asegurándonos que el impacto perdure en nuestra ausencia.

El líder sirve, servicio es lo que entrega y servidor es lo que es.

El arte de las cosas sencillas

Finalmente, para entrar en acción, debemos entender que liderar es simplemente el arte de practicar cosas sencillas, gestos de sentido común que permiten mejorar y apalancar el autoestima en los demás, su sentido de logro, su autorrealización. ¡Esto es INSPIRAR!

Si creía que iba a recomendarle alguna receta mágica, pues no. A todos nos gusta ser libres y vivir con simpleza es vivir en libertad.

Recordemos, como dijo la gran escritora Maya Angelou, los seres humanos olvidamos lo que nos dicen, olvidamos lo que nos hacen, pero no olvidamos cómo nos hicieron sentir.

Haga sentir importante y bien a los demás con respecto a sí mismos y verá que su influencia (una fuerte definición de liderazgo) aumentará, pero hágalo de manera honesta y sincera.

Abrazo fuerte desde la cafetería.

Calidad de relaciones.

Vamos de 0 a 100 kilómetros en 6 segundos

¡Hola!

Hoy en día vivimos la vida muy rápido.  Les cuento que soy un apasionado de la velocidad. Hace ya algún tiempo participé en los Campeonatos Nacionales de Rally y Automovilismo. Fueron momentos que se disfrutaron mucho y que me dejaron enseñanzas. Hay que tener carácter, paciencia, preparación, pericia, pero ante todo un desarrollo amplio de trabajo en equipo. Es este el que hace la diferencia, al igual que en cualquier organización del mundo, pero de esto conversaremos luego.

Les cuento esto solamente para hacer una analogía con algo triste de la vida. Esto es conocido. Repito, ¡ya lo conocemos! Y en la mayoría de los casos no hacemos nada (de verdad espero estar equivocado). Vivimos la vida muy rápido!

La velocidad mal entendida, mal aplicada y con poca responsabilidad es peligrosa

La vida la vivimos así: muy frecuentemente vamos de 0 a 100 kilómetros por hora en menos de 6 segundos. Al avanzar tan rápido no nos percatamos de lo que es primordial y, lo peor, es la norma que se nos ha hecho hábito. Esto está mal. Es más que peligroso y es un pésimo compañero de viaje.

Me gustan los refranes populares que son portadores de sabiduría. Uno que uso mucho y que estoy seguro que todos hemos escuchado es: “Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde”. Muy a nuestro pesar, lo sabemos pero…nada. Solo sabemos.

Calidad de relaciones

Para disfrutar una vida plena y dejar un legado en este mundo, debemos conocer y atender lo que es realmente importante. Son las personas que amamos: la familia y los verdaderos amigos. Y ellos necesitan que les demos tiempo. Si vivimos la vida muy rápido no lograremos entregárselo.

Usualmente no se les dedica la cantidad de cariño y tiempo que merecen y que son los fundamentos de las buenas relaciones. Según muchos estudios la calidad de las relaciones hacen de la vida algo que valga la pena.

Esto nos sucede por siempre andar rápido. Nos bañamos, desayunamos, almorzamos y comemos rápido. Si estamos en la casa pensamos en lo que tenemos que hacer en el trabajo, si estamos en el trabajo pensamos en lo que viene más tarde o la reunión de mañana. En fin: ¡de 0 a 100 kilómetros en menos de 6 segundos! Luego tenemos la desfachatez de no entender el estrés, el cansancio y la amargura con la que andamos.

A mayor velocidad, menor campo de visión

Al igual que los pilotos de la Fórmula 1, estamos sufriendo del efecto túnel al conducir a gran velocidad. La rapidez a la que circulamos condiciona de manera sustancial nuestra capacidad de ver bien. Cuanto mayor es la velocidad a la que conducimos, menor es el campo de visión y, por ende, menos la capacidad de detectar riesgos y reaccionar.

Esto es así de simple porque al pasar rápido por las cosas y las personas, la visión solo es capaz de percibirlos de forma difusa. Cuanto más aceleramos, más difusas son estas imágenes y solo tenemos una visión nítida y clara de lo que tenemos justo al frente, pero no del entorno.

Levantemos el pie del acelerador y compartamos lo más importante con nuestros seres amados. Hay que trabajar y cuidar las relaciones dedicando tiempo y cariño. Los seres humanos tenemos la necesidad de sentirnos queridos, valorados y apreciados. A 100 kilómetros por hora no podemos satisfacer estos requerimientos de quienes nos importan. Como lo menciona el señor Victor Küppers:“Planta que no se riega, planta que palma”.

Bajémonos del auto

Dado que la vida no siempre será igual, seamos conscientes de esta realidad, dejemos de andar rápido y de apartarnos de lo precioso y lo valioso. Reduzcamos la velocidad, dejemos de vivir de 0 a 100 kilómetros por hora en menos de 6 segundos…o mucho mejor: bajémonos del auto y caminemos. Respiremos hondo, abracemos, besemos y deleitémonos con los pequeños grandes detalles que usualmente nos es imposible disfrutar. Que el mañana no nos sorprenda siendo demasiado tarde.

Abrazos desde la cafetería. Si alguien quiere conversar, ¡yo invito!

© Rodolfo Cruz Naranjo 2024